Gran parte de las personas que afrontan sucesos negativos estresantes y catástrofes colectivas, pasan por diferentes etapas de shock – alteración – duelo y recuperación.
Inmediatamente después del impacto se produce una fase de emergencia, que dura entre 2 – 3 semanas tras el hecho. En ella se observa alta ansiedad, intenso contacto social y pensamientos repetitivos sobre lo ocurrido.
Luego emerge una segunda fase de inhibición, que dura entre 3 y 8 semanas hasta 6 meses. Esta fase se caracteriza por una importante disminución en el modo de expresar o compartir social sobre lo ocurrido. Las personas buscan hablar sobre sus propias dificultades, pero están “quemadas” para escuchar hablar a otros. En esta fase aumenta la ansiedad, los síntomas psicosomáticos y los pequeños problemas de salud, las pesadillas, las discusiones y las conductas disruptivas.
Entre 6 y 18 meses se presenta un estado de disminución de la actividad fisiológica y de pensamiento. En esta fase se realiza el trabajo de duelo y puede aparecer la depresión.
Finalmente, entre 18 a 30 meses se finaliza el trabajo de aceptación y desaparece el impacto afectivo. Estos periodos son más cortos para gente con experiencia previa y apoyo social aunque más largos en el caso de catástrofes colectivas.